Desde marzo de 2019 disponemos de una nueva ley y una nueva normativa sobre autoconsumo y renovables. Esto permite que las instalaciones fotovoltaicas sean más rentables que nunca.
La normativa diferencia entre 3 tipos de instalaciones: Conectada a la red eléctrica con vertido compensado, Conectada a la red eléctrica con vertido cero y Aislada de la red eléctrica.
Este es el tipo de instalación más común y rentable. La instalación consta de paneles fotovoltaicos, inversores, controlador y del el apoyo de la red eléctrica.
De esta manera consumirás electricidad de tu instalación fotovoltaica y cuando lo necesites de la red. Si produces más electricidad de la que consumes, esta se vertirá a la red, así cuando tengas que consumir de la red, esta electricidad vertida, se te restará de la factura de la luz.
Este tipo de instalación es para viviendas conectadas a la red que, ya sea porque el tipo de contrato con su distribuidora eléctrica no es el estándar, o porque la instalación eléctrica de la vivienda se sale de la norma, no pueden verter los excedentes de su producción fotovoltaica a la red. Consta de paneles fotovoltaicos, inversores y controlador. Siempre tendrá la red eléctrica como apoyo energético.
Esta solución es apropiada para aquellas viviendas que no tengan acceso a la red eléctrica o para aquellos que deseen ser totalmente autónomos. Consta de paneles fotovoltaicos, inversores, baterías y controlador.
Para determinar qué tipo de instalación fotovoltaica se ajusta más a sus necesidades, es necesario hacer un estudio del consumo eléctrico, de la situación y de la instalación eléctrica de la vivienda.
Este estudio nos proporcionará toda la información necesaria para determinar la viabilidad, la dimensión y la ubicación de la instalación fotovoltaica.
El estudio termina con la entrega de un proyecto que contiene el ahorro de consumo eléctrico, el presupuesto de la instalación y la amortización.
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